Hoy, puedo abrir mis ojos y decir lo logré, estoy en el clímax y no me di cuenta de cuando llegué, pero estoy aquí.
Que va, ¿lograrlo? No estoy ni a ¼ parte del camino.
Iniciar un emprendimiento no es nada fácil es una lucha constante y no necesariamente con otros emprendedores. Creo que esa competencia seria justa y pareja, pero no, solo a mí se me ocurre iniciar un emprendimiento y a la vez iniciar una lucha constante con mi propia conciencia y contra mis propios perjuicios.
No existe un día que no necesite motivarme, esto de la automotivación es tan difícil y cansado. Repetirme cada día “tú puedes”, “nadie dijo que seria fácil”, “observa, ellos no llegaron tan lejos sin esforzarse” es agotador y deprimente.
Muchos pensaran, con ese pensamiento no llegaras lejos, pues créanme, están en lo cierto, es difícil iniciar, pero aquí estoy en la lucha.
Estoy a poco de cumplir un año desde que me propuse abrir mi primera página en las redes sociales y he llegado a un promedio de 200 seguidores en Instagram y estoy orgullosa de ello, porque si bien es cierto son pocos, me los he ganado mostrando mi trabajo. Y ahora soy consciente que, si no tengo más, es porque me falta mejorar mis propuestas.
Cuando inicié, empecé a revisar páginas y publicaciones de personas que hacen cosas similares. Claramente fue la peor decisión de mi vida, porque me llene de tantas ideas en mi cabeza que termine aturdida y preguntándome cómo diablos las alcanzaré. Quería optar por replicar cosas de otras personas, hasta que llego el día que alguien con rudeza, pero con mucha sinceridad me dijo, “no copies y crea tus propias propuestas”.
Claro que me dijo muchas cosas más, pero no podía refutar absolutamente nada, quería llorar, pero a la vez algo bueno debo de tomar de esas palabras y después de leer lo escrito ciento de veces, lo acepté. Y empecé a preguntarme ahora que mierda hago.
No conforme con mis propios perjuicios, ahora un bloqueo de creatividad.
Para no alargar la historia, me fui por los detalles con flores. Hasta el momento amo la idea de incluirlas en todos los detalles o por lo menos en las que más pueda. Como llegué a la decisión de irme por flores es otra historia.
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